Llevar una dieta equilibrada es fundamental para combatir el sobrepeso y la obesidad, así como otras patologías que cada vez tienen más incidencia en la sociedad actual. No se trata de seguir una dieta estricta y restrictiva, sino de aportar al organismo todos los nutrientes que necesita para ejercer sus funciones vitales.
Toma en cuenta estos sencillos hábitos que te ayudarán a comer saludable:
- Haz de la variedad de frutas, vegetales y granos integrales, la base de tu alimentación. Recuerda que es recomendable consumir 5 porciones de frutas y verduras al día. Es posible hacerlo con recetas innovadoras y sencillas que hagan de la comida sana algo rico y divertido. Este es uno de los consejos de salud más básicos que deberías aplicar en tu día a día.
- Come siempre a las mismas horas. Sabemos que hoy en día esto puede resultar complicado debido a nuestro ritmo de vida, pero es conveniente que te esfuerces en conseguirlo. Saltarse una comida suele crear un efecto yo-yo, provocando que se consuma mucho más alimento del necesario en la siguiente comida.
- Desayuna todos los días: tiene que ver con el punto anterior. El desayuno aporta a nuestro organismo la energía que necesita para estar activo durante la mañana y, además, ayuda a prevenir que se ingieran alimentos en exceso a lo largo del día.
- Evita “picar” entre horas y, si lo haces, elige snacks saludables, como los frutos secos o una fruta que además de saciarte, aportan nutrientes esenciales para tu organismo.
- Reduce el consumo de sal y de azúcar: ambas sustancias se encuentran en exceso en los alimentos procesados, así que evítalos, pues incrementan de forma considerable el riesgo de enfermedades cardiovasculares y metabólicas.
- Mantén tu organismo hidratado: se recomienda beber diariamente dos litros de agua. Beber agua te ayuda a eliminar toxinas, ayuda en la digestión y evita el estreñimiento. Un consejo que puede serte útil es añadir a tu botella de agua unas rodajas de pepino o limón, que darán sabor al agua y te hará más fácil beberla.
- Sustituye las grasas trans y saturadas por las poliinsaturadas: minimiza el consumo de procesados, que son ricos en las primeras, y opta por alimentos con grasas poliinsaturadas como el salmón, los aceites vegetales, las nueces o algunos tipos de semilla.
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